jueves, 21 de febrero de 2013

Donde entavía se fala llionés


Con motivo del Día mundial de la lengua materna, comparto este reportaje publicado originalmente en el diario Tribuna de Salamanca en 2006.


En Salamanca, donde tanto de se presume de hablar el mejor catellano, cabe recordar que aún quedan resquicios de la lengua leonesa que antaño dominó la provincia. Así, puede comprobarse que aun hay quien pecha la puerta, en lugar de cerrarla o quien jinca la rodilla en el suelo en lugar de hincarla...

La zona de las Arribes del Duero y la Sierra de Gata son las que mejor conservan la lengua leonesa, pero a sus hablantes todavía hoy se les considera ‘paletos’ por una forma de hablar que está en peligro de extinción.


¡To! ‘El mejor castellano se habla en Salamanca’ he escuchado decir en más de una ocasión –aunque también he oído decir lo mismo de Valladolid, Madrid... e incluso de Colombia–. Bien, pues debe saberse que dentro de la provincia no todos los salmantinos hablan el mismo castellano, es más, ni siquiera hablarían la misma lengua. Existen zonas donde aún queda una fuerte influencia del llionés a veces predominando incluso por encima del castellano. Sí, sí, de esto hablan varios filólogos.

Las Arribes del Duero y la Sierra de Gata son los enclaves de la provincia donde más se conserva la lengua leonesa. Según Fernando Sánchez, integrante de Conceyu –organización juvenil del partido Union del Pueblo Salmantino (UPS) y Unión del Pueblo Leonés(UPL)– en esta zona predomina el leonés sobre el castellano. En el resto de la franja oeste de la provincia, al igual que en el sur de la misma, el castellano sería más puro, pero con una importante influencia del leonés. El resto de Salamanca no se verían exento de este mestizaje aunque en mucha menor medida: palabras de la lengua leonesa salpican nuestro vocabulario a menudo. 


Y pienso entonces, quizá esa gente que llega del pueblo y a quienes con frecuencia se tacha de ‘paletos’ por contar que «barruntan que va a llover», que «las cosas no se hacen asín» y que «se han dejado los achipierres en el coche» no es que se dediquen a dar continuas patadas al diccionario de la lengua española, sino que emplean un lenguaje influido por leonesismos.

Mesmamente antiel fui a topar con un conocido del pueblo que llegaba acezando –que no es más  grave que llegar cansado y respirando deprisa– porque tenía que hacer un buen número de mandados. ‘No afanes tanto’, habría dicho de haber sabido que era lo mismo que pedirle que se tomase el trabajo de forma más relajada. Pero qué iba a saber yo de leonés... 


Y esto es lo que preocupa a los jóvenes de Conceyu, que al tratarse de una lengua no oficial se pierda con ésas personas de más de setenta años de las zonas influenciadas por esta lengua que aun la mantienen viva. Aunque no se trata de ponerle fecha a nadie, Fernando Sánchez augura poco más de una década para este hablar que data de tiempos anteriores al castellano ‘modelo’ que hoy. Asegura que no existen datos oficiales, pero cifran en más de 1.500 personas en número de leoneses-parlantes en la provincia. Esta cifra aumentaría notablemente en lo que se refiere a las tres provincias del oeste de la Comunidad alcanzando cerca de las 40.000. 

Sin ánimo de aborrir –que suena menos cansino que aburrir– retomemos la idea de calificar a los mayores del oeste de la provincia en cuestión de sintaxis y gramática. Lo peor de atreverse a tacharles de ignorantes es no saber que ellos no saben que su fondo y forma es correcta. Se trata sin duda de una injusticia por parte de los jueces ya que el desconocimiento invalida la posibilidad de defenderse. De este oscurantismo habla Fernando Sánchez: «La mayoría de la gente  no es consciente de que habla una lengua distinta o de que incluye palabras de otra lengua a la hora de hablar». En esta radiografía sobre el habla leonesa en la provincia, asegura que son aquellos de más 70 años a quienes se puede tachar de verdaderos hablantes, la gente de mediana edad conserva giros verbales, algunas palabras… Los que ya heredan más bien poco son los pequeños, especialmente, a juicio de este miembro del Conceyu, porque en la escuela no se les enseña. Los defensores del leonés abogan por la oficialidad de esta lengua y por la implantación de forma optativa en las escuelas, «es decir, que aquellos que quieran aprender leonés puedan hacerlo».

Basta con pasearse por alguno de los municipios influenciados por el leonés –y doy fe de que no hay que ir hasta los más bañados por esta lengua–, uno intermedio sin más y se puede empezar ya a calibrar si se trata de ‘paletos’ como más de uno comentaría o de guardianes del habla antigua en la provincia. 

Aquí, en unas de esas localidades un perro corre alreol de un tajo. Un señor amohinado –pero no tan enfadado como en castellano- protesta por haber pechado una puerta y no haber cogido la llave. Anoche hizo serano y el sueño le vence hoy. Carga un zacho al hombro –me atrevo a asegurar que no pesa más que un azadón– y tiene cara de llevar sede. Mesmamente al lado otro se jimpla de agua en la fuente. Una gurrumina –de no más de siete años– muy esblanquinada saluda a su agüelo –el señor de la sed- que entavía no ha podido catar el agua. Un gran bollicio acompaña a la pequeña. Los muchachos están jugando a la chirumba y la niña llora porque le han desbaratado el vestido: ‘Ya te lo dijon tus padres que ese vestido no era para jugar’, rezonga el agüelo que para animar a la jovencita le hace cosquiñas. Tras tomar el relevo del que bebía del caño, el agüelo echa un trago, acaricia a su nieta que lleva el vestido esbaratado, pobrita, y dambus regresan a casa a por la llave que abrirá la puerta candada.



El leonés es una más de las fragmentaciones del latín en la península, pero la pujanza del gallego y del castellano no le permitieron desarrollarse enteramente como lengua


La situación de la lengua

Resulta curioso oír hablar en otras comunidades y provincias de ‘lenguas en peligro’, cuando posiblemente la lengua más amenazada de la península es precisamente la lengua leonesa en cualquiera de sus variedades dialectales. 

El leonés (o llionés, o asturleonés entendido más ampliamente) es una más de las fragmentaciones del latín, aunque por supuesto mucho más arcaizante. Su fragmentación actual se debe precisamente a que no llegó a fructificar como lengua por la ‘presión’ del galaicoportugués en el oeste, y sobre todo por la pujanza del castellano por el este. 

Sus límites son muy imprecisos y en claro retroceso. En Asturias tiene una presencia más viva especialmente en el ámbito rural, pero tanto el ‘bable’, como el alistano, el senabrés, el sayagués como las hablas de Las Arribes o de la Sierra de Francia pertenecen a un sistema lingüístico propio: el de las variedades dialectales de la antigua lengua asturleonesa. 

Curiosamente, el único lugar del mundo en el que la lengua leonesa es oficial es en la localidad portuguesa de Miranda do Douro en la región de Tras os Montes, una zona en la que la lengua leonesa sigue todavía muy viva incluso en la producción editorial aunque con notable influencia del portugués.

En Salamanca la situación de la lengua es extraordinariamemente delicada, aunque en realidad, es el castellano de Salamanca el que está ‘trufado’ de incrustaciones en lengua leonesa como consecuencia de la progresiva castellanización de las zonas rurales. Hacer un viaje al oeste de la provincia, y a sus raíces folclóricas y musicales, puede convertirse en una verdadera aventura lingüística, especialmente si se entra en contacto con los más mayores del lugar los verdaderos mantenedores del legado tradicional.

Hablar hoy de la existencia de una lengua autóctona en Salamanca, puede sonar a muchos de sus habitantes como algo grotesco, puede que incluso haya determinados políticos que interpreten la defensa de la lengua como una burda imitación de lo que ocurre en otras zonas de España con ‘hablas viejas’ que ahora gozan de oficialidad. Pero los defensores de la lengua no están en ese camino, no buscan una mayor ‘identidad’ ni siquiera la invención de ‘hechos diferenciales’ en virtud de determinados hechos históricos o culturales. De lo que se trata es de una reivindicación de algo que es nuestro, que nos pertenece y que es importante conservar, a pesar de que en algunos casos haya que utilizar solamente el verbo ‘recuperar’ porque parte de ese patrimonio ya se ha perdido.

Los apuntes

Algunos rasgos de la lengua leonesa en Salamanca

El leonés de Salamanca conserva los rasgos esenciales del resto de hablas leonesas, la más obvia es la apertura en ‘u’ de los vocablos que terminan en ‘o’ en castellano, pero tiene algunas particularidades como el tratamiento desigual de la f inicial latina: /f/: farrapu, farinatu, farina... Las hablas arribeñas y en general el resto de hablas salmantinas conservan la palatalización inicial de ‘l’ en la generación más vieja: llamuerca. La ‘ll’ inicial (frente a la ‘l’ castellana) estuvo presente en toda el habla arribeña salmantina hasta bien entrado el s.XX (véase ‘El dialecto popular salmantino’de José de Lamano). El charro-leonés tiene también la palatalización de la "s" final en el noroeste de la zona: puertash, llumesh. Es habitual también el oscurecimiento de ‘l’ ante ‘a’, ‘o’, ‘u’ en los municipios fronterizos con Portugal y en el valle del Huebra. En la vocalización existe alargamiento de la vocal ‘e’ en los grupos ‘-eru/-era’,cierre vocálico de ‘e’ y ‘o’ átonas, cierre del sufijo del plural - as hasta finales de siglo (como en el asturleonés central).En el vocabulario del leonés se mantiene por otro lado una amplia ‘palabrería’ en todo a lo que concierne las tareas domésticas, los nombres de los animales, las plantas y los aperos de labranza y caza. Incluso existe una amplia apertura a lusismos, algo que no ocurre en el resto de las zonas fronterizas con el portugués en el resto de España.

El fuero de Salamanca está escrito en lengua leonesa

En lengua leonesa se plasmaron multitud de documentos de compraventa en la Edad Media lo que da buena idea del vigor de su uso en aquella época. De hecho, el propio Fuero de Salamanca está escrito en lengua leonesa, tal y como se recoge en varios de los trabajos dedicados al estudio de la lengua como el ‘Dialecto vulgar salmantino’, de José de la Mano o ‘El dialecto leonés’ de Menéndez Pidal en el que se hace referencia al uso de la lengua en Las Arribes y en Ciudad Rodrigo. El mismísimo Torres Villarroel compiló varias obras de teatro en lengua leonesa. Incluso se han recuperado varios cuentos en leonés.

La Unesco cataloga al leonés como lengua «en peligro»

Hace tres siglos el leonés era una lengua viva que se hablaba en toda Salamanca, capital y provincia, según Fernando Sánchez, miembro del Conceyu. Por tanto, era también la lengua de la Universidad en el alto medievo. Lamenta que se esté perdiendo sin que nadie haga nada. Critica que ni la Junta de Castilla y León ni el Gobierno central contribuyan a proteger y mantener el leonés «más aún cuando está reconocido por la Unesco». Fernando explica que el leonés es una lengua minoritaria catalogada por la Unesco como en peligro de extinción y seriamente dañada y que este organismo instó a la Administración regional a poner en marcha medidas de protección, «pero la Junta no ha hecho nada por el llionés».

El leonés en la provincia

Los defensores del llionés afirman que no se trata de un dialecto sino de una lengua que deriva directamente del latín y que es, además, anterior al castellano. Recuerdan también que está relativamente extendida aunque en función a los territorios adquiera diferentes términos. Aunque no se puede trazar un límite de las zonas de la provincia donde aún pervive el leonés, sí se puede considerar como inicio de este habla en Salamanca el municipio de Villarino de los Aires, localidad donde los miembros del Conceyu consideran que mejor sobrevive. En toda la franja suroeste de la provincia existiría una fuerte influencia, pero en el centro de esta franja se perdería ligeramente, «a la altura de San Felices de los Gallegos aproximadamente –señala Fernando Sánchez– comenzaría a perderse el habla leonesa más pura y en Castillejo de Martín Viejo ya no se consideraría una lengua, sino castellano con localismos. La fuerte influencia se retomaría en la Sierra de Gata, especialmente en la comarca de El Rebollar. Vitigudino podría considerarse también una zona de transición en su declive hacia la zona oriental de la provincia. Fernando califica la dejadez hacia la protección de este habla por parte de las instituciones como un ‘genocidio lingüístico’ y apunta a los partidos de Unión del Pueblo Salmantino (UPS) y Unión del Pueblo Leonés (UPL) como principales defensores de su pervivencia. Del mismo modo señala que hay varias asociaciones que velan por su reconocimiento.


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