Con motivo del Día mundial de la lengua materna, comparto este reportaje publicado originalmente en el diario Tribuna de Salamanca en 2006.
En Salamanca, donde tanto de se presume de hablar el
mejor catellano, cabe recordar que aún quedan resquicios de la lengua leonesa
que antaño dominó la provincia. Así, puede comprobarse que aun hay quien pecha
la puerta, en lugar de cerrarla o quien jinca la rodilla en el suelo en lugar
de hincarla...
La zona de las Arribes del Duero y la Sierra de Gata
son las que mejor conservan la lengua leonesa, pero a sus
hablantes todavía hoy se les considera ‘paletos’ por una forma de hablar que
está en peligro de extinción.
¡To!
‘El mejor castellano se habla en Salamanca’ he escuchado decir en más de una
ocasión –aunque también he oído decir lo mismo de Valladolid, Madrid... e
incluso de Colombia–. Bien, pues debe saberse que dentro de la provincia no
todos los salmantinos hablan el mismo castellano, es más, ni siquiera hablarían
la misma lengua. Existen zonas donde aún queda una fuerte influencia del llionés a
veces predominando incluso por encima del castellano. Sí, sí, de esto hablan varios filólogos.
Las Arribes del Duero y la Sierra de Gata son los
enclaves de la provincia donde más se conserva la lengua leonesa. Según
Fernando Sánchez, integrante de Conceyu –organización juvenil del partido Union
del Pueblo Salmantino (UPS) y Unión del Pueblo Leonés(UPL)– en esta zona predomina
el leonés sobre el castellano. En el resto de la franja oeste de la provincia,
al igual que en el sur de la misma, el castellano sería más puro, pero con una
importante influencia del leonés. El resto de Salamanca no se verían exento de
este mestizaje aunque en mucha menor medida: palabras de la lengua leonesa
salpican nuestro vocabulario a menudo.
Y pienso entonces, quizá esa gente que llega del pueblo
y a quienes con frecuencia se tacha de ‘paletos’ por contar que «barruntan
que va a llover», que «las cosas no se hacen asín» y que «se han dejado los achipierres en
el coche» no es que se dediquen a dar continuas patadas al diccionario de la
lengua española, sino que emplean un lenguaje influido por leonesismos.
Mesmamente antiel fui
a topar con un conocido del pueblo que llegaba acezando –que
no es más grave que llegar cansado y
respirando deprisa– porque tenía que hacer un buen número de mandados.
‘No afanes tanto’, habría dicho de haber sabido que era lo mismo
que pedirle que se tomase el trabajo de forma más relajada. Pero qué iba a
saber yo de leonés...
Y
esto es lo que preocupa a los jóvenes de Conceyu, que al tratarse de una lengua
no oficial se pierda con ésas personas de más de setenta años de las zonas
influenciadas por esta lengua que aun la mantienen viva. Aunque no se trata de
ponerle fecha a nadie, Fernando Sánchez augura poco más de una década para este
hablar que data de tiempos anteriores al castellano ‘modelo’ que hoy. Asegura
que no existen datos oficiales, pero cifran en más de 1.500 personas en número
de leoneses-parlantes en la provincia. Esta cifra aumentaría notablemente en lo
que se refiere a las tres provincias del oeste de la Comunidad alcanzando cerca
de las 40.000.
Sin
ánimo de aborrir –que suena menos cansino que aburrir– retomemos la idea
de calificar a los mayores del oeste de la provincia en cuestión de sintaxis y
gramática. Lo peor de atreverse a tacharles de ignorantes es no saber que ellos
no saben que su fondo y forma es correcta. Se trata sin duda de una injusticia por
parte de los jueces ya que el desconocimiento invalida la posibilidad de
defenderse. De este oscurantismo habla Fernando Sánchez: «La mayoría de la
gente no es consciente de que habla una
lengua distinta o de que incluye palabras de otra lengua a la hora de hablar».
En esta radiografía sobre el habla leonesa en la provincia, asegura que son
aquellos de más 70 años a quienes se puede tachar de verdaderos hablantes, la
gente de mediana edad conserva giros verbales, algunas palabras… Los que ya
heredan más bien poco son los pequeños, especialmente, a juicio de este miembro
del Conceyu,
porque en la escuela no se les enseña. Los defensores del leonés abogan por la
oficialidad de esta lengua y por la implantación de forma optativa en las
escuelas, «es decir, que aquellos que quieran aprender leonés puedan hacerlo».
Basta
con pasearse por alguno de los municipios influenciados por el leonés –y doy fe
de que no hay que ir hasta los más bañados por esta lengua–, uno intermedio sin
más y se puede empezar ya a calibrar si se trata de ‘paletos’ como más de uno
comentaría o de guardianes del habla
antigua en la provincia.
Aquí,
en unas de esas localidades un perro corre alreol
de un tajo.
Un señor amohinado –pero no tan enfadado
como en castellano- protesta por haber pechado una puerta y no
haber cogido la llave. Anoche hizo serano
y el sueño le
vence hoy. Carga un zacho al hombro –me atrevo
a asegurar que no pesa más que un
azadón– y tiene cara de llevar sede. Mesmamente
al lado otro
se jimpla de agua en
la fuente. Una gurrumina –de no más de
siete años– muy esblanquinada saluda a su agüelo
–el señor de la sed- que entavía no
ha podido catar el agua. Un gran bollicio
acompaña a la
pequeña. Los muchachos están jugando a la
chirumba y la niña llora porque le han desbaratado el
vestido: ‘Ya te lo dijon
tus padres que ese
vestido no era para jugar’, rezonga
el agüelo que para animar
a la jovencita le hace cosquiñas. Tras tomar el
relevo del que bebía del caño, el agüelo echa
un trago, acaricia a su nieta que lleva el vestido esbaratado,
pobrita, y dambus regresan a casa a por
la llave que abrirá la puerta candada.
El leonés es una más de las fragmentaciones del latín en
la península, pero la pujanza del gallego y del castellano no le permitieron
desarrollarse enteramente como lengua
La situación de la lengua
Resulta
curioso oír hablar en otras comunidades y provincias de ‘lenguas en peligro’, cuando
posiblemente la lengua más amenazada de la península es precisamente la lengua
leonesa en cualquiera de sus variedades dialectales.
El
leonés (o llionés, o asturleonés entendido más ampliamente) es una más de las
fragmentaciones del latín, aunque por supuesto mucho más arcaizante. Su
fragmentación actual se debe precisamente a que no llegó a fructificar como
lengua por la ‘presión’ del galaicoportugués en el oeste, y sobre todo por la
pujanza del castellano por el este.
Sus
límites son muy imprecisos y en claro retroceso. En Asturias tiene una
presencia más viva especialmente en el ámbito rural, pero tanto el ‘bable’,
como el alistano, el senabrés, el sayagués como las hablas de Las Arribes o de
la Sierra de Francia pertenecen a un sistema lingüístico propio: el de las
variedades dialectales de la antigua lengua asturleonesa.
Curiosamente,
el único lugar del mundo en el que la lengua leonesa es oficial es en la
localidad portuguesa de Miranda do Douro en la región de Tras os Montes, una
zona en la que la lengua leonesa sigue todavía muy viva incluso en la
producción editorial aunque con notable influencia del portugués.
En
Salamanca la situación de la lengua es extraordinariamemente delicada, aunque
en realidad, es el castellano de Salamanca el que está ‘trufado’ de
incrustaciones en lengua leonesa
como consecuencia de la progresiva castellanización de las zonas rurales. Hacer
un viaje al oeste de la provincia, y a sus raíces folclóricas y musicales,
puede convertirse en una verdadera aventura lingüística, especialmente si se
entra en contacto con los más mayores del lugar los verdaderos mantenedores del
legado tradicional.
Hablar
hoy de la existencia de una lengua autóctona en Salamanca, puede sonar a muchos
de sus habitantes como algo grotesco, puede que incluso haya determinados
políticos que interpreten la defensa de la lengua como una burda imitación de
lo que ocurre en otras zonas de España con ‘hablas viejas’ que ahora gozan de
oficialidad. Pero los defensores de la lengua no
están en ese camino, no buscan una mayor ‘identidad’ ni siquiera la invención
de ‘hechos diferenciales’
en virtud de determinados hechos históricos o culturales. De lo que se trata es
de una reivindicación de algo que es nuestro, que nos pertenece y que es
importante conservar, a pesar de que en algunos casos haya que utilizar
solamente el verbo ‘recuperar’ porque parte de ese patrimonio ya se ha perdido.
Los apuntes
Algunos rasgos de la lengua
leonesa en Salamanca
El leonés de Salamanca conserva los rasgos esenciales
del resto de hablas leonesas, la más obvia es la apertura en ‘u’ de los
vocablos que terminan en ‘o’ en castellano, pero tiene algunas particularidades
como el tratamiento desigual de la f inicial latina: /f/: farrapu, farinatu,
farina... Las hablas arribeñas y en general el resto de hablas salmantinas
conservan la palatalización inicial de ‘l’ en la generación más vieja: llamuerca. La ‘ll’ inicial (frente a la ‘l’
castellana) estuvo presente en toda el habla arribeña salmantina hasta bien
entrado el s.XX (véase ‘El dialecto popular salmantino’de José de Lamano). El
charro-leonés tiene también la palatalización de la "s" final en el
noroeste de la zona: puertash, llumesh. Es habitual también el oscurecimiento
de ‘l’ ante ‘a’, ‘o’, ‘u’ en los municipios fronterizos con Portugal y en el
valle del Huebra. En la vocalización existe alargamiento de la vocal ‘e’ en los
grupos ‘-eru/-era’,cierre vocálico de ‘e’ y ‘o’ átonas, cierre del sufijo del
plural - as hasta finales de siglo (como en el asturleonés central).En el
vocabulario del leonés se mantiene por otro lado una amplia ‘palabrería’ en
todo a lo que concierne las tareas domésticas, los nombres de los animales, las
plantas y los aperos de labranza y caza. Incluso existe una amplia apertura a lusismos,
algo que no ocurre en el resto de las zonas fronterizas con el portugués en el
resto de España.
El fuero
de Salamanca está escrito en lengua leonesa
En
lengua leonesa se plasmaron multitud de documentos de compraventa en la Edad
Media lo que da buena
idea del vigor de su uso en aquella época. De hecho, el propio Fuero de
Salamanca está escrito en lengua leonesa, tal y como se recoge en varios de los
trabajos dedicados al estudio de la lengua como el ‘Dialecto
vulgar salmantino’, de José de la Mano o ‘El dialecto leonés’ de Menéndez Pidal
en el que se hace referencia al uso de la lengua en Las Arribes y en Ciudad
Rodrigo. El mismísimo Torres Villarroel compiló varias obras de teatro en
lengua leonesa. Incluso se han recuperado varios cuentos en leonés.
La Unesco cataloga al leonés como
lengua «en peligro»
Hace
tres siglos el leonés era una lengua viva que se hablaba en toda Salamanca,
capital y provincia, según Fernando Sánchez, miembro del Conceyu. Por tanto,
era también la lengua de la Universidad en el alto medievo. Lamenta que se esté
perdiendo sin que nadie haga nada. Critica que ni la Junta de Castilla y León
ni el Gobierno central contribuyan a proteger y mantener el leonés «más aún
cuando está reconocido por la Unesco». Fernando explica que el leonés es una
lengua minoritaria catalogada por
la Unesco como en peligro de extinción y seriamente dañada y que este organismo
instó a la Administración regional a poner en marcha medidas de protección,
«pero la Junta no ha hecho nada por el llionés».
El leonés en la provincia
Los
defensores del llionés afirman que no se trata de un dialecto sino de una
lengua que deriva directamente del latín y que es, además, anterior al
castellano. Recuerdan también que está relativamente extendida aunque en
función a los territorios adquiera diferentes términos. Aunque no se puede
trazar un límite de las zonas de la provincia donde aún pervive el leonés, sí
se puede considerar como inicio de este habla en Salamanca el municipio de
Villarino de los Aires, localidad donde los miembros del Conceyu consideran que
mejor sobrevive. En toda la franja suroeste de la provincia existiría una
fuerte influencia, pero en el centro de esta franja se perdería ligeramente, «a
la altura de San Felices de los Gallegos aproximadamente –señala Fernando
Sánchez– comenzaría a perderse el habla leonesa más pura y en Castillejo de
Martín Viejo ya no se consideraría una lengua, sino castellano con localismos.
La fuerte influencia
se retomaría en la Sierra de Gata, especialmente en la comarca de El Rebollar.
Vitigudino podría considerarse también una zona de transición en su declive
hacia la zona oriental de la provincia. Fernando
califica la dejadez hacia la protección de este habla por parte de las
instituciones como un
‘genocidio lingüístico’ y apunta a los partidos de Unión del Pueblo Salmantino
(UPS) y Unión del Pueblo Leonés (UPL) como principales defensores de su
pervivencia. Del mismo modo señala que hay varias asociaciones que velan por su
reconocimiento.
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