miércoles, 19 de agosto de 2015

PSOE, debate federal y la cuestión leonesa



Atrapado, como el resto de partidos estatales, entre el respeto a la voluntad mayoritaria de la sociedad leonesa y el frentismo hacia la bien apuntalada estructura autonómica de su propio partido, el PSOE leonés -entendido como entidad supraprovincial inexistente a día de hoy- ha mostrado en los 32 años de existencia de Castilla y León ciertos conatos de leonesismo, a menudo como cebo electoralista. Tratar de persuadir, a estas alturas de la encrucijada territorial, sobre los males de la Comunidad Autónoma que nos tocó padecer por razones de Estado no debería ser la tarea que nos ocupara. Los motivos sobran. Cualquiera puede bucear en la hemeroteca y valorar por sí mismo el sinfín de agravios. Únicamente los acontecidos en este último año bastarían para desencadenar disturbios en otras latitudes: la nefasta gestión de Antonio Silván como consejero de Fomento en la defensa de León como nodo logístico del Noroeste, la renovación del contrato con la empresa culpable de servir gusanos en los comedores escolares, la negativa de la Junta de Castilla y León a mantener una subvención simbólica a la Casa Regional de León en Madrid por negarse a modificar su nombre...

En realidad, la tarea requiere la búsqueda y el escarnio público del culpable último: existe una ideología pancastellana, que ha servido de base al nacionalismo español, detrás de la fagocitación identitaria y de la ausencia del autogobierno leonés dentro del Estado. Promovida históricamente por la oligarquía duerina, con unos intereses económicos evidentes, es capaz de cualquier insidia con tal de perpetuar el statu quo castellano-leonés. La principal fuerza política heredera de estas ideas y la que las ha puesto en práctica ha sido el Partido Popular. Tras la consolidación de Castilla y León, la Junta desplegó un aparato propagandístico monstruoso con el fin de tergiversar la historia en beneficio propio. Fue Martín Villa quien sirvió de títere de esos intereses durante la Transición, ya presentes durante gran parte del siglo XIX. Desafíar la hegemonía de esta ideología en la cuenca del Duero exige dar pasos valientes por aquellos interesados en romper con las cadenas que subyugan al pueblo leonés y de la que derivan en gran medida las tensiones con otros territorios periféricos (no al revés). Distintas personalidades dentro del PSOE han mostrado su disconformidad con las políticas negacionistas y uniformizadoras de la Junta, así como con el mapa autonómico actual. Un recorrido por el último lustro ampliará nuestra perspectiva.
 
En 2009, a petición de la UPL en el ayuntamiento de León, el entonces alcalde Francisco Fernández mostró su deseo de avanzar hacia la celebración de un plebiscito en el que las provincias leonesas pudieran disgregarse de la Comunidad Autónoma para formar una nueva estructura triprovincial. La propuesta cayó en saco roto, pero supuso un acicate en el aletargado panorama político local. Asimismo, Francisco Fernández acudió a título personal a la manifestación celebrada en Salamanca en 2013, cuyo lema era Por el futuro de la Región Leonesa.


Francisco Fernández, segundo por la izquierda, acompañado de militantes del PREPAL en la manifestación leonesista de Salamanca

 
En 2010, la Juventudes Socialistas de Castilla y León celebraron en la ciudad de León una conferencia sobre la Región Leonesa en la que se abordaron las consecuencias económicas, demográficas y sociales del olvido institucional, así como la descentralización de la Comunidad Autónoma. En ella estuvieron presente tanto relevantes figuras de la sociedad leonesa como algunos miembros del Partido Socialista portugués.

                                Conferencia sobre la Región Leonesa, 28 de marzo de 2010

El portavoz socialista de Cultura en las Cortes, José Ignacio Martín Benito, salmantino afincado en Benavente y catedrático de Historia de la Universidad de Salamanca, ha manifestado en repetidas ocasiones su defensa de la identidad leonesa. Gran conocedor de la historia del Reino de León, en 2010 presentó una propuesta para defender los dialectos del leonés en las comarcas donde aún se conserva con cierta vitalidad: El Rebollar, Laciana y La Cabrera. Posicionamientos como el suyo han allanado el terreno para que la rotulación bilingüe en ayuntamientos como el de Robleda o el más reciente de Truchas sean una realidad.
 
La reciente publicación de las memorias del primer alcalde electo de Salamanca tras el franquismo, Jesús Málaga, quien gobernó durante tres legislaturas (de 1979 a 1983 y de nuevo de 1991 a 1995), ha sorprendido a muchos por su sinceridad respecto a la cuestión leonesa. Con el título "Desde el balcón de la Plaza Mayor: Memorias de un alcalde", al referirse al proceso autonómico, el Sr. Málaga realiza un recorrido histórico por la Transición y discute sobre la asamblea de parlamentarios de 1981, en la que se debatió el que se convertiría en el Estatuto de Autonomía de Castilla y León:

"Quedaron excluidas de ella La Rioja y Cantabria, que formaron sus respectivas autonomías, y a punto estuvo Segovia de descolgarse también. Un popurrí de provincias de los antiguos reinos de Castilla y de León conformó, para bien de Valladolid, una Comunidad extensa, despoblada y desvertebrada. Defendí entonces la Comunidad de León con Zamora y Salamanca. Otro gallo nos habría cantado, pero los intereses vallisoletanos pudieron sobre los demás."

                 Jesús Málaga, en la presentación de su libro, saludando al bejarano Jesús Caldera


Avanza en su disertación sobre el perjuicio que supone esta autonomía refiriéndose al desarrollo político de la comunidad autónoma, apuntando a los problemas más acuciantes que afectan a la submeseta norte:
"Desde entonces, ya con gobiernos conservadores, todas las instituciones se instalaron en Valladolid, que funcionó a todos los efectos como capital de facto. La política llevada a cabo por la derecha en Castilla y León ha sido la de reproducir y convertir el centralismo franquista de Madrid en el centralismo democrático de Valladolid. Esta política ha logrado que la Comunidad más extensa de Europa esté formada por una gran capital, Valladolid; tres pequeñas ciudades, Burgos, León y Salamanca; y un gran desierto alrededor. De las nueve provincias, Soria, Ávila, Segovia y Zamora han desaparecido, y están a punto de hacerlo Burgos, Salamanca, Palencia y León. La misma provincia de Valladolid, si excluimos a la capital, también se está desertizando.
En vez de construir la Comunidad en mancha de aceite, se ha vertebrado a través de una gran ciudad depredadora que vive de desertizar a las demás. Las decisiones cotidianas se tomaban hasta entonces en las capitales de provincia; ahora, para mover cualquier papel, hay que consultar con Valladolid. Creo que está política suicida está llevando a una situación irreversible."

Es el análisis más honesto -y certero a la vez- que haya leído u oído en palabras de un militante socialista. Tal vez con mayor mérito por ser salmantino. Qué fue lo que hizo para defender la autonomía leonesa en su momento en secundario actualmente, pero es loable también su posicionamiento diáfano en un momento trascendental para el modelo de Estado.


El partido de la rosa ha cometido multitud de errores respecto a la cuestión leonesa, errores que su némesis -Podemos- parece decidido a repetir. La madurez política del PSOE leonés debería estimular un replanteamiento en cuanto al modelo territorial, romper abiertamente con Castilla y León y permitir que los ciudadanos que componen esta Comunidad Autónoma decidan sobre su futuro en libertad. Tienen en gran medida la llave para que la reforma constitucional planteada por su partido sea beneficiosa para sus conciudadanos.

Militantes socialistas, pronunciaos públicamente a favor del Estado leonés. Presionad a vuestros  dirigentes. Atacad a vuestros adversarios políticos por no predicar con el ejemplo, por perpetuar un modelo territorial anacrónico. De no hacerlo, el PSOE leonés parecerá lo que realmente es: una red clientelar partitocrática sumisa a los dictados provenientes de su sucursal vallisoletana.

4 comentarios:

  1. Solo un apunte en la fotografia del PREPAL, en la manifestacion leonesista de Salamanca, no todos los que estan en ella, son militantes del partido, Los dos de la derecha, no lo somos.
    Muchas gracias.

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  2. Tenéis un problema, y es que en Salamanca y gran parte de Zamora se sienten castellanos.
    Seamos serios. Después de siglos de permeabidad León-Castilla, es normal que estas dos ciudades se sientan dentro de un marco comúm como es el valle del Duero y la submeseta norte. Zamora está pegado a Pucela y a Salamanca le queda ésta más cerca que de León, y claro, esto crea un sentimiento de unidad, con paisajes similares y formas de ser iguales, además de una dinámica socioeconómica estrechamente ligada.
    Pero ojo no digo que el sustrato leonés haya desaparecido de la península, al contrario.Lo que digo es que dicho sustrato EN LA ACTUALIDAD no existe en estas dos provincias, excepto el norte Zamora. Y es que ése es el territorio leonés: Provincia de León y norte de Zamora. Sabéis que esto es así porque es donde los elementos geográficos y Culturales están más definidos en contraste con lo castellano.
    Así que por favor, dejad eso de "las tres provincias" y trabajad en un marco geográfico verdaderemente leonés.
    Saludos desde Castilla.

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  3. Jajajajajajaja, así que, según tú el sustrato leonés no ha desaparecido en la península pero sí lo ha hecho en Zamora y Salamanca y, además, basas la "castellanidad" de Salamanca en su cercanía a Valladolid. Vamos "pa nota".

    Valladolid y Palencia son provincias amecidas que tienen parte leonesa (del Pisuerga y el Carrión para acá) y parte castellana (del Pisuerga ynel Carrión para allá) así que si te parece que reivindiquemos "un marco geográfico verdaderamente leonés" empezaremos a pedir la partición de esas dos provincias y la incorportde dichas partes a sus respectivos territorios.

    Por cierto, el corazón de Castilla, de toda la vida, es Burgos, no la ciudad fundada por un finde leonés.

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  4. Jajajajajajaja, así que, según tú el sustrato leonés no ha desaparecido en la península pero sí lo ha hecho en Zamora y Salamanca y, además, basas la "castellanidad" de Salamanca en su cercanía a Valladolid. Vamos "pa nota".

    Valladolid y Palencia son provincias amecidas que tienen parte leonesa (del Pisuerga y el Carrión para acá) y parte castellana (del Pisuerga ynel Carrión para allá) así que si te parece que reivindiquemos "un marco geográfico verdaderamente leonés" empezaremos a pedir la partición de esas dos provincias y la incorportde dichas partes a sus respectivos territorios.

    Por cierto, el corazón de Castilla, de toda la vida, es Burgos, no la ciudad fundada por un finde leonés.

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